Los consejos para diseñadores gráficos que nos hubiera gustado conocer cuando éramos novatos
Recuerdo la primera vez que abrí Illustrator. Sentí que acababa de entrar a una sala secreta donde solo los que sabían los comandos mágicos podían sobrevivir.
Me hablaban de “kerning”, “retículas”, “pathfinder”, y yo solo quería hacer un logo decente sin que el cliente me escribiera “¿me puedes hacer algo más moderno?”.
Si tú también estás empezando en el mundo del diseño gráfico y a veces sientes que te hablan en arameo, este artículo es para ti.
Somos La Factoría de Arte y Diseño, y llevamos años trabajando en diseño gráfico y digital para marcas, emprendedores y proyectos creativos.
En este camino nos hemos estrellado, nos hemos levantado, y sobre todo, hemos aprendido.
Hoy queremos compartir contigo los consejos que de verdad importan, esos que no siempre aparecen en los libros ni en los tutoriales de YouTube, pero que te cambian la manera de ver tu carrera.
Porque ser diseñador no es solo saber usar herramientas, es aprender a pensar, a comunicar, a negociar, a resistir frustraciones, y también a celebrar las pequeñas victorias.
Este artículo no va de reglas técnicas: va de realidad, de lo que hubiéramos querido que nos dijeran cuando dábamos nuestros primeros pasos en este universo visual.
1. No se trata solo de talento: la disciplina vale más
Uno de los mitos más persistentes en diseño gráfico es que necesitas “nacer con talento”. Sí, tener buen ojo ayuda.
Pero lo que realmente diferencia a los diseñadores que crecen de los que se quedan en el camino es la disciplina.
Cuando empezamos en La Factoría, éramos buenos con los programas, pero no tan buenos con los procesos.
Tardábamos más de lo necesario, improvisábamos entregas, no teníamos método. Fue la práctica diaria, la repetición, el pulido constante de nuestros procesos lo que nos llevó a mejorar.
El diseño gráfico es una carrera de resistencia, no de inspiración repentina.
No estás esperando a las musas: estás cumpliendo briefs, ajustando colores, lidiando con versiones infinitas de un mismo logo.
La inspiración viene, pero la consistencia es la que te hace avanzar.
Así que nuestro primer consejo es: establece rutinas. Asigna tiempos. Haz revisiones propias. Aprende a trabajar incluso cuando no tienes ganas.
Porque tu futuro no se construye con talento innato, sino con horas de trabajo real.
2. Aprende a recibir feedback sin tomártelo personal
Pocas cosas duelen más que presentar un diseño del que te sientes orgulloso… y que te digan “no me convence”.
Al principio, sentíamos que nos criticaban a nosotros, no al diseño. Nos frustrábamos. Pero luego entendimos algo esencial: el feedback no es ataque, es parte del proceso.
En diseño, el trabajo siempre es colaborativo. Incluso cuando trabajas freelance, estás creando para alguien más.
Saber interpretar y aprovechar las críticas es una habilidad tan importante como saber usar Photoshop.
Te damos un tip que nos ha servido muchísimo:
Cuando recibas una opinión que no te gusta, pregunta. “¿Qué parte no te convence?”, “¿Qué sensación te gustaría transmitir?”. Muchas veces, los clientes no saben expresarse visualmente, pero tú sí. Y ahí está tu poder.
Aprende a separar tu ego de tu trabajo. No eres tu diseño. Y si eres capaz de mejorar gracias a las críticas, tu crecimiento será exponencial.
3. La importancia de cobrar lo justo (y cómo aprender a hacerlo)
Sí, es incómodo hablar de dinero. Pero vamos a romper ese tabú: diseñar vale, y tu trabajo merece ser pagado.
Cuando comenzamos, también caímos en la trampa de “diseñarte un logo por $10” porque “estamos empezando”.
Error. No solo porque ese precio es insostenible, sino porque estás educando al cliente a no valorar lo que haces.
Aprender a cobrar bien no es fácil. Tienes que calcular tu tiempo, tus herramientas, tu experiencia, los impuestos, y sobre todo, tu energía.
Aquí, aprendimos a establecer tarifas claras y procesos definidos.
Hoy, trabajamos bajo un sistema de servicios por suscripción que nos permite ofrecer valor constante a nuestros clientes y recibir ingresos estables. (Puedes conocer más sobre nuestros planes aquí).
¿Nuestro consejo? No te subestimes. Investiga tarifas en tu país. Calcula bien tu tiempo.
Y si no sabes cómo empezar, únete a foros o comunidades de diseñadores: ahí encontrarás ejemplos y plantillas para armar tu propia tabla de precios.
4. No trabajes gratis "por portafolio", al menos no siempre
¿Te suena esta frase?: “No tengo presupuesto, pero te va a servir para tu portafolio”.
A nosotros nos la dijeron más veces de las que nos gustaría admitir… y aceptamos.
Pero con el tiempo aprendimos que no todo proyecto vale la pena, incluso si es gratis.
Hacer trabajos sin pago solo tiene sentido si:
-
Te da visibilidad REAL.
-
Te permite explorar un estilo que te interesa.
-
El cliente es una ONG o un proyecto en el que crees profundamente.
En todos los demás casos, tu tiempo es oro. Incluso si estás empezando.
Recuerda esto: cada proyecto gratis que haces para alguien que puede pagar, es un proyecto pagado que no estás haciendo.
Y si aún quieres trabajar sin cobrar, que sea con tus propias reglas.
Define plazos, condiciones, y asegúrate de que al menos te den crédito y visibilidad. Aprender a decir “no” también es parte de ser profesional.
5. Portafolio: calidad > cantidad
Tener 3 proyectos buenos y bien presentados es mucho mejor que tener 15 proyectos mediocres.
En nuestros primeros años, cometimos el error de subir todo lo que hacíamos. Pero con el tiempo nos dimos cuenta de que un buen portafolio cuenta una historia coherente, no es un álbum de recortes.
Curar tu portafolio no es solo elegir tus mejores diseños: es mostrar tu proceso, tu capacidad de resolver problemas,
tu estilo. Incluye bocetos, explica el briefing, muestra cómo llegaste a esa solución. Eso es lo que buscan los clientes y estudios: pensamiento, no solo estética.
Un consejo extra: actualiza tu portafolio cada 6 meses. Elimina lo que ya no te representa.
Y si puedes, crea una versión online con tu propio dominio. En La Factoría trabajamos con portfolios de equipo, pero cada diseñador tiene el suyo también. Es tu carta de presentación al mundo.
6. Aprende a decir que no (y a poner límites sanos)
Uno de los aprendizajes más valiosos que nos dejó el tiempo es este: no todos los clientes son para ti.
Y está bien. Al inicio decíamos “sí” a todo: proyectos mal pagados, entregas para ayer, cambios infinitos. Creíamos que así ganaríamos experiencia. Pero lo que ganamos fue agotamiento y frustración.
En La Factoría aprendimos a establecer límites claros: fechas de entrega, número de correcciones, formas de pago.
Si un cliente quiere saltarse esos límites, no es un buen cliente. Aprender a decir “esto no lo hacemos” o “no podemos aceptar ese presupuesto” es parte de crecer como profesional.
Cuando dices “no” a lo que no te conviene, estás abriendo espacio para proyectos que sí te aportan.
Sí, da miedo al principio. Pero en cuanto lo haces por primera vez, te das cuenta de lo liberador que es.
Este consejo es para ti si sientes que te están exigiendo más de lo que estás recibiendo. Ponle precio a tu tiempo. Ponle respeto a tu talento.
7. La carrera es maratón, no sprint: evita el burnout
Es muy fácil enamorarse del diseño y olvidarse del descanso. Pero si hay algo que todos los diseñadores gráficos terminan aprendiendo a la fuerza, es esto: el burnout existe, y no es bonito.
Trabajar 12 horas al día porque “amo lo que hago” suena romántico, pero es insostenible.
En Factoría, nos pasó. Nos tomamos proyectos uno tras otro sin pausa, y un día, simplemente, colapsamos. De ahí en adelante, cambiamos el enfoque: diseñar sí, pero con balance.
Organiza tus horarios. Toma pausas. Sal a caminar. Haz cosas que no tengan nada que ver con diseño. Cuida tu salud mental. El mejor diseño que puedes hacer es el de tu propia vida.
Tu creatividad florece cuando descansas. Así que no te sientas culpable por apagar la computadora. Estás invirtiendo en tu mejor herramienta: tú.
8. Las herramientas cambian, tus ideas permanecen
Todos los años aparece “la nueva herramienta que revolucionará el diseño”. Y claro, es importante mantenerse actualizado. Pero hay algo más importante: saber pensar como diseñador.
Photoshop, Figma, Canva, Illustrator, Affinity… da igual si no sabes resolver problemas visuales.
En La Factoría tenemos diseñadores que hacen magia con herramientas sencillas, porque entienden la raíz del diseño: comunicar ideas de forma visualmente efectiva.
Así que aprende las herramientas, sí. Pero no te obsesiones con ellas. Aprende teoría del color, composición, tipografía, narrativa visual. Esos fundamentos no caducan.
Lo que permanece son tus ideas. Y eso, ningún programa te lo puede dar.
9. Networking: consigue comunidad, no solo clientes
Uno de los grandes errores que cometimos al inicio fue trabajar aislados. Nos enfocamos tanto en los proyectos que olvidamos hacer comunidad. Y eso nos costó oportunidades.
El diseño gráfico no es solo una profesión, es también una tribu. Ir a eventos, conectarte en redes, participar en foros, escribir en blogs como este, te conecta con otros diseñadores, te nutre, te inspira.
En La Factoría, muchos de nuestros mejores clientes llegaron por recomendación de colegas.
Y también hemos enviado proyectos a diseñadores externos cuando no podíamos asumirlos. Porque así funciona la comunidad: nos apoyamos entre todos.
No hagas networking solo para vender. Hazlo para crecer, compartir, aprender. Te sorprendería cuánto puedes avanzar con una red sólida a tu alrededor.
10. Sigue aprendiendo: cursos, referencias y cultura visual
El peor error que puedes cometer como diseñador es creer que ya lo sabes todo. El diseño cambia, el mundo cambia, tú también debes cambiar.
En La Factoría invertimos tiempo cada semana en seguir aprendiendo.
Vemos referencias, hacemos cursos, compartimos inspiración. Porque cada diseñador necesita seguir alimentando su ojo, su criterio, su capacidad de sorprender.
Y esto no se trata solo de tomar cursos de software. Aprende sobre arte, historia, cine, arquitectura, psicología.
Todo eso te nutre como creador visual. Cuanto más amplio es tu universo de referencias, mejor puedes comunicar y emocionar.
Hazte un hábito: aprende algo nuevo cada semana. Aunque sea pequeño. Con el tiempo, esos aprendizajes se convierten en herramientas invisibles que elevan todo lo que haces.
Un consejo extra: trabaja con un equipo que te rete y te inspire
Uno de los secretos de nuestro crecimiento como diseñadores fue trabajar en equipo. No cualquier equipo: uno que nos reta, nos respeta y nos impulsa a mejorar.
Cuando compartes con otros diseñadores, te das cuenta de tus puntos ciegos. Ves cómo otros resuelven problemas, cómo piensan, cómo abordan los briefs. Eso te transforma.
En La Factoría de Arte y Diseño creemos firmemente en eso. Por eso somos más que una agencia: somos una comunidad creativa donde todos crecen.
Si eres diseñador y quieres formar parte de un entorno que te empuje hacia adelante, nuestros servicios por suscripción están pensados para ti también.
Trabajar en un buen equipo no solo te mejora profesionalmente. Te recuerda por qué elegiste este camino.
Conclusión: Con el tiempo, todo hace sentido (y mientras tanto, apóyate en otros diseñadores)
Si has llegado hasta aquí, estás haciendo algo que ya te pone por delante de muchos: te estás preparando. Estás buscando consejos, herramientas, experiencias reales. Y eso te hará crecer.
Ser diseñador gráfico no es fácil. A veces es frustrante, solitario, agotador.
Pero también es una de las profesiones más bellas y poderosas que existen. Porque con tus ideas, puedes cambiar percepciones, mover emociones, construir marcas, dejar huella.
Todo lo que hemos compartido aquí lo aprendimos a los golpes, entre entregas, cafés, noches en vela y errores que hoy agradecemos.
Si a ti te sirve para evitar uno solo de esos errores, ya habrá valido la pena.
Y recuerda: no estás solo. Hay una comunidad de diseñadores allá afuera (y aquí mismo, en La Factoría) dispuesta a compartir, escuchar y ayudarte.
Sigue diseñando. Sigue aprendiendo. Y no olvides disfrutar el camino.
Si te ha gustado, apoya nuestro trabajo:
¿Algo que decir?
Deja tu comentario
Diseño de aplicación
Es una herramienta que genera un nexo de unión con tus usuarios, las apps son una fusión entre estética y funcionalidad.
Creamos el diseño de tu app trabajando el diseño gráfico y la experiencia de usuario para convertirla en una herramienta útil.Diseño de banner
Este tipo de anuncio digital es la forma más rápida de validar un producto con tus potenciales clientes a través de internet.
Adaptamos tu publicidad online con diseños de banner cumpliendo con los requisitos de los medios y todos los formatos estándares.Diseño de landing page
Para incrementar las conversiones o ventas online, este tipo de webs son la mejor opción, con un enfoque claro y sin navegación.
Preparamos el diseño de landing pages con un mensaje claro y una estética exclusiva, que aporta valor a tus productos o servicios.Diseño de logotipo
Es el gráfico que te representa en toda la comunicación con clientes, la seña te identifica y te diferencia del resto.
Confeccionamos el diseño de logotipo para trasmitir una imagen profesional que represente los valores y la calidad de tu marca.Diseño de packaging
En un producto físico es decisivo el valor percibido, destacar entre el resto incrementa notablemente las posibilidades de ser el elegido.
Construimos el diseño de packaging que aporta más valor a tus productos, desde la etiqueta, al envase o el embalaje.Diseño de presentación
Es la forma más eficiente de explicar un producto o servicio a un público, ya sea con voz en off, un presentador o simples slides.
Preparamos el diseño de la presentación que conseguirá complementar gráficamente el mensaje que necesitas trasmitir.Diseño web
Es tu máximo exponente en internet, explica y da vida a tus productos o servicios 24 horas al día, 7 días a la semana.
Elaboramos el diseño web completamente a medida, optimizado para destacar en tu sector y potenciar lo que te hace único.